Los síntomas comunes que pueden esconder un linfoma

La inflamación de un ganglio en general responde a procesos infecciosos comunes, pero también es el principal síntoma de este cáncer hematológico.

Los ganglios linfáticos forman parte del sistema inmune. Están distribuidos en todo el cuerpo y en ocasiones es posible detectar su reacción ante procesos infecciosos, como cuando, por ejemplo, aumentan de tamaño en la zona del cuello producto de una amigdalitis. Sin embargo, el crecimiento de uno o varios ganglios, asociado a determinadas características clínicas, puede tratarse también de un linfoma.

“El linfoma es el cáncer hematológico más frecuente y puede originarse en los ganglios, el bazo, la médula ósea y eventualmente cualquier órgano del cuerpo. Alrededor de dos tercios de los casos son ganglionares, pero hasta un tercio pueden afectar sitios extraganglionares, como el estómago, la piel, los huesos, el hígado y el sistema nervioso, entre otros”, explica el Dr. Raimundo Gazitúa, Subdirector médico de Hematología Oncológica de FALP.

Los ganglios linfáticos forman parte del sistema inmune. Están distribuidos en todo el cuerpo y en ocasiones es posible detectar su reacción ante procesos infecciosos, como cuando, por ejemplo, aumentan de tamaño en la zona del cuello producto de una amigdalitis. Sin embargo, el crecimiento de uno o varios ganglios, asociado a determinadas características clínicas, puede tratarse también de un linfoma.

“El linfoma es el cáncer hematológico más frecuente y puede originarse en los ganglios, el bazo, la médula ósea y eventualmente cualquier órgano del cuerpo. Alrededor de dos tercios de los casos son ganglionares, pero hasta un tercio pueden afectar sitios extraganglionares, como el estómago, la piel, los huesos, el hígado y el sistema nervioso, entre otros”, explica el Dr. Raimundo Gazitúa, jefe de Hematología Oncológica de FALP.

Un ganglio aumentado de tamaño (adenopatía) no es por sí solo una señal de linfoma, ya que ese crecimiento puede responder a distintas causas. “Las adenopatías benignas habitualmente son de hasta dos centímetros, al palparlas son blandas, duelen y son móviles, y en general acompañan otros procesos in amatorios como las infecciones. Pero los ganglios de aspecto tumoral suelen ser más grandes, indoloros, duros y muchas veces no se mueven al tocarlos. Además, hay ciertas ubicaciones anatómicas que hacen sospechar que los ganglios son malignos, como arriba de la clavícula”.

Estos elementos clínicos, agrega, deben guiar al médico: “Si piensa que es una enfermedad benigna, recetará antiinflamatorios o antibióticos, y si con ellos los síntomas no desaparecen al cabo de un mes, será necesaria una biopsia. Por otra parte, si se sospecha que un ganglio es patológico, la biopsia para descartar o confirmar un linfoma u otro cáncer debe indicarse de inmediato. Eso nos permite llegar a tiempo y hacer diagnósticos de manera oportuna”.

Existen los linfomas de Hodgkin y los No Hodgkin, los que a su vez se van subdividiendo hasta conformar un universo de alrededor de 50 tipos de esta enfermedad, con particularidades que permiten especificar su diagnóstico y personalizar su tratamiento.

Cada subtipo determina su presentación clínica y su pronóstico. La edad de presentación también se asocia al tipo de la enfermedad. Mientras que el linfoma de Hodgkin afecta principalmente a gente más joven —“hay un primer peak entre los 20 y 40 años, y luego uno menor, sobre los 60 años”— el linfoma No Hodgkin suele desarrollarse en torno a los 60 años.

TRASPLANTE

Hoy es posible realizar un manejo multimodal de los linfomas, con quimioterapia sistémica convencional, inmunoterapia, radioterapia, terapias blanco que actúan directamente en la célula tumoral, y también trasplante de progenitores hematopoyéticos (trasplante de médula ósea).

Este último “es una alternativa terapéutica para los linfomas que recaen, así como para los refractarios (que no responden al primer tratamiento) y linfomas del manto (un subtipo de linfoma de No Hodgkin) en primera remisión”, explica la Dra. Carolina Guerra, jefa del Programa de Trasplante de Progenitores Hematopoyéticos de FALP.

La especialista precisa que el tipo de trasplante al que se someten estos pacientes, en la mayoría de los casos, es autólogo. Es decir, se les implantan sus propias células madre.

“Estas terapias tienen una intención curativa en los pacientes, son una importante alternativa de tratamiento. Por ello buscamos también apoyar al sistema público de salud y formamos parte de una red de prestadores para trasplantes. Con nuestro programa colaborativo esperamos disminuir la brecha que existe en el acceso a trasplantes”, finaliza la Dra. Guerra.

Síntomas

La principal manifestación es una adenopatía, es decir, el aumento de volumen de un ganglio en la zona cervical, axilar, supraclavicular o inguinal, que presenta las siguientes características:

  • Persiste más de un mes.
  • No se mueve a la palpación.
  • Indoloro.
  • Consistencia dura.
  • Habitualmente mide más de 1,5 cm.

También puede haber fiebre, sudoración o baja de peso.

Tipos

Los dos tipos generales de linfoma son el linfoma de Hodgkin y el linfoma no Hodgkin (LNH). Sin embargo, existen alrededor de 50 subtipos de este cáncer.

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