Con respecto al diagnóstico, “no existe un examen de detección precoz que se pueda indicar en forma rutinaria o predictiva, y que permita asegurar un cierto tiempo de la ausencia de esta enfermedad”, añade el Dr. Arab.
Para la etapa III de esta patología, en la cual se diagnostica la mayoría de los casos, se pueden realizar tratamientos combinados de cirugía y quimioterapia con intención curativa. El orden en que estos se lleven a cabo, dice el especialista, dependerá de cada paciente.
ATENCIÓN A LOS DOLORES ABDOMINALES
En Chile, según cifras del Observatorio Global del Cáncer (Globocan), hay alrededor de 900 casos nuevos de cáncer de ovario al año, y unas 600 muertes en un mismo período. Son números muy discretos en comparación con otras patologías neoplásicas, pero la detección tardía es lo que preocupa.
En este cáncer no es habitual que el médico palpe una masa abdominal en la parte baja del abdomen de la paciente (a la altura de los ovarios), porque en ocasiones no se trata de un tumor grande, sino de muchos tumores pequeños diseminados en la zona. Es lo que se llama carcinomatosis peritoneal; en este caso, a partir del ovario. “Es una enfermedad diseminada, en la que se produce mucho líquido —describe el especialista—. La paciente nota que aumentó el volumen abdominal, pareciéndose al de una embarazada”.
Es raro que el cáncer ovárico se detecte en etapas iniciales, a menos que la persona tenga antecedentes familiares de cáncer de ovario o de mama (ver recuadro). “Entonces, se prende la alarma de que pueda existir alguna mutación genética —dice el Dr. Arab—. A esas pacientes se les hacen controles rutinarios con ecografía y un examen de sangre que es un marcador tumoral y se llama CA-125. Eso permite detectar tumores en etapas iniciales”.
En cuanto a factores de riesgo no hereditarios, se habla de exposición a talco en la zona genital; de obesidad; de nuliparidad (no haber tenido hijos/as); de una menopausia tardía (después de los 55 años) y una menarquia precoz (antes de los 10 años), y también de endometriosis. “Hay factores descritos, pero en la práctica uno ve a pacientes que son muy diversos, sin claros factores personales que gatillen esta enfermedad”, comenta.
¿Qué hacer entonces? “En general, no asumir que todo dolor abdominal es de colon o estómago, porque puede ser una manifestación de algo ginecológico —recomienda el cirujano—. El síndrome intestino irritable es un diagnóstico que se debe descartar. Para ello ojalá se practiquen exámenes médicos y una colonoscopia si la paciente tiene más de 50 años. También se debería contar con una ecografía (habitualmente transvaginal) que indique que la parte ginecológica está bien.
Porque en la práctica la mayoría de las pacientes que vemos han ido más de alguna vez a un servicio de urgencia y se les indicó algún antiespasmódico y solo se detectó un abdomen algo distendido. No es fácil identificar tempranamente este cáncer, pero es importante que el diagnóstico no se retrase por causas que se pueden evitar”, concluye el Dr. Arab.