Promoción de salud en entornos educacionales: una estrategia prioritaria en tiempos de cáncer

En un contexto donde el cáncer afecta a personas cada vez más jóvenes y representa la segunda causa de muerte en Chile, la promoción de la salud, a través de una educación oportuna, se posiciona como herramienta clave para la toma de decisiones informadas y el autocuidado a lo largo de la vida.

Chile enfrenta hoy una paradoja sanitaria: mientras la ciencia muestra avances sostenidos en el tratamiento del cáncer, miles de personas continúan enfermando por falta de información, educación y acceso oportuno a la atención sanitaria. Esta brecha evidencia la necesidad de cambiar el enfoque, poniendo la promoción de la salud en el centro de la estrategia preventiva.

Expertos nacionales e internacionales coinciden en que este cambio debe comenzar temprano, idealmente desde la etapa escolar. Con ello se fortalece el autocuidado y la participación activa de las personas en su bienestar y se contrarresta la tendencia de enfocarse principalmente en el tratamiento de la enfermedad.

“Integrar la promoción de la salud durante la escolaridad es fundamental para enfrentar el cáncer. Ayuda a que niños, niñas y adolescentes comprendan la importancia de factores protectores como la alimentación saludable, la actividad física y la detección temprana, y los incorporen como conductas específicas para mantenerse sanos y reducir el riesgo de desarrollar esta y otras enfermedades”, explica la Dra. Paulina Bravo, directora de Educación y Participación en Salud de la Fundación Arturo López Pérez (FALP).

La profesional complementa que en este contexto, la escuela se convierte en un espacio clave donde todas las personas, independiente de su contexto socioeconómico, tienen acceso a la información y herramientas necesarias. “Esto no solo reduce desigualdades en salud, sino que también genera evidencia para guiar políticas públicas más efectivas, priorizando la prevención y vigilancia sobre la sola atención de la enfermedad”.

Impacto local

A inicios de 2024, FALP lanzó oficialmente el Primer Programa Educativo de Prevención del Cáncer Cervicouterino,  con el objetivo de disminuir las brechas en salud en jóvenes de contextos socioeconómicos más vulnerables, especialmente en el acceso a información y estrategias de prevención. La iniciativa, que contó con el auspicio del Ministerio de Salud, el patrocinio del Ministerio de Educación y la colaboración de la Universidad San Sebastián, ya había demostrado su efectividad, a fines de 2023, a partir de una experiencia piloto desarrollada en tres liceos de la comuna de Quinta Normal.

Para María Rosa Cornú, directora general de Calidad Académica de la Universidad San Sebastián, participar en este tipo de iniciativas, mediante alianzas intersectoriales, permite generar aportes concretos al país, basados en evidencia y responsabilidad pública.

“La experiencia desarrollada a través de este programa, implementado en conjunto con FALP, da cuenta de resultados consistentes y técnicamente relevantes. Desde su diseño, la iniciativa se encuentra alineada con el currículum escolar nacional y, en su ejecución, fortalece conocimientos de manera transversal entre los distintos actores de la comunidad escolar, contribuyendo así al aprendizaje y la prevención dentro del entorno educativo”, comenta.

El programa se basó en una estrategia intersectorial, convocando a las áreas de salud y educación para ofrecer un espacio de aprendizaje significativo para los estudiantes. Entre los recursos metodológicos, se incorporó el cómic “Dra. Bassi contra el Virus del Papiloma Humano”, desarrollado especialmente para este proyecto educativo como una herramienta destinada a facilitar la comprensión de los contenidos y estimular el interés.

En dos sesiones participativas, lideradas por enfermeras educadoras de FALP, los escolares transitaron por temas relevantes como la responsabilidad afectiva y sexual, el rol del Virus del Papiloma Humano (VPH) en el desarrollo de enfermedades entre ellas el cáncer cervicouterinoy las medidas que pueden adoptar para cuidarse y cuidar a otros del VPH.

A más de 1 año de la puesta en marcha de esta iniciativa, dirigida a estudiantes de 2° a 4° medio, sus familias, equipos directivos, docentes y asistentes de la educación de 21 establecimientos de dependencia municipal y SLEP de la Región Metropolitana, los resultados son auspiciosos y con beneficios claros, lo que refuerza la importancia de invertir y ampliar programas de este alcance.

Los cerca de 7 mil estudiantes que participaron de esta intervención lograron identificar conductas de autocuidado relacionadas con la prevención de la infección por VPH, del cáncer cervicouterino y de otras enfermedades producidas por este virus. Además, se observó un incremento significativo en el conocimiento de las temáticas abordadas y, en el marco de la reducción de brechas, los hombres —que partían sabiendo menos sobre estos temas— lograron mejorar más, evidenciando el valor de este tipo de iniciativas en la eliminación de desigualdades en el acceso a información sanitaria.

La experiencia también confirmó que las intervenciones sostenidas en el tiempo son más efectivas, ya que los estudiantes que participaron en ambas sesiones alcanzaron mayores niveles de conocimiento y actitudes más favorables frente al VPH que quienes asistieron solo a una actividad. “En conjunto, estos resultados refuerzan que invertir en promoción de la salud en el contexto educativo, desde edades tempranas, es una estrategia concreta y medible para reducir brechas, fortalecer la prevención y avanzar hacia una política sanitaria más equitativa y centrada en las personas”, puntualiza la Dra. Bravo.

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