Cómo el ejercicio puede reducir el riesgo de cáncer

La ciencia ha demostrado que mantenerse activo no solo mejora la salud cardiovascular y el bienestar general, sino que también reduce significativamente el riesgo de desarrollar ciertos tipos de cáncer.

La relación entre ejercicio físico y prevención del cáncer ha sido ampliamente estudiada y difundida por la comunidad científica, con el fin de potenciar los hábitos saludables en la población. En este artículo explicamos cómo el ejercicio reduce el riesgo de cáncer y actúa como un factor protector, qué tipo de actividad física se recomienda y qué tipos de cánceres se pueden prevenir con un estilo de vida activo.

¿Cómo el ejercicio reduce el riesgo de cáncer?

La actividad física constante contribuye a disminuir el riesgo de cáncer a través de diversos mecanismos biológicos:

  1. Regulación hormonal: El ejercicio ayuda a reducir los niveles de estrógeno e insulina, hormonas que en altas concentraciones pueden favorecer el desarrollo de cánceres como el de mama o endometrio.
  2. Disminución de la inflamación crónica: Una vida sedentaria se asocia con niveles elevados de inflamación, lo que puede dañar el ADN celular y aumentar el riesgo de mutaciones. El ejercicio actúa como un regulador natural de la inflamación.
  3. Fortalecimiento del sistema inmune: El movimiento frecuente mejora la función inmunológica, lo que permite al organismo detectar y eliminar células anormales antes de que se conviertan en tumores.
  4. Control del peso corporal: El sobrepeso y la obesidad son factores de riesgo para varios tipos de cáncer. El ejercicio ayuda a mantener un peso saludable, reduciendo esa carga metabólica.

¿Qué tipos de cánceres se pueden prevenir con ejercicio?

Según diversos estudios internacionales, existe evidencia sólida de que la actividad física regular reduce el riesgo de desarrollar varios tipos de cáncer.  Los principales son:

  • Cáncer de mama
  • Cáncer colorrectal
  • Cáncer de endometrio
  • Cáncer de vejiga
  • Cáncer de esófago
  • Cáncer de riñón
  • Cáncer de estómago

Además, se conoce que no solo trae beneficios para la prevención del cáncer, sino también para otros ámbitos de la salud: “Hay evidencia científica que demuestra que el ejercicio mejora la calidad del sueño, el estado de ánimo, la función renal y respiratoria. Además, evita complicaciones osteomusculares y adapta el cuerpo al estrés fisiológico que se produce, por ejemplo, al subir la escalera del metro”, asegura Diego Urtubia, kinesiólogo del Instituto Oncológico FALP.

¿Cuánto ejercicio se recomienda para prevenir el cáncer?

La Organización Mundial de la Salud sugiere al menos 150 minutos semanales de actividad física aeróbica moderada (como caminar rápido, bailar, nadar o andar en bicicleta), además de incorporar ejercicios de fuerza (como pesas) al menos dos veces por semana. 

En ese sentido, el kinesiólogo de FALP recomienda: “Partir por lo más simple y no sobreexigirse al implementar la actividad física en la rutina. Si uno quiere cambiar, lo más difícil es comenzar. Por eso, es importante hacerlo lentamente hasta que se genere el hábito. Se recomienda iniciar con ejercicios básicos que generen un poco de cansancio dos veces a la semana e ir sumando más días de forma gradual. Por ejemplo, pararse y sentarse en una silla, subir y bajar escaleras, caminar 20 minutos con una demanda un poco más alta”.

Consejos para empezar a moverse hoy mismo:

  • Comenzar con caminatas diarias de 20-30 minutos, por ejemplo, el traslado hacia el trabajo, la ida a comprar o un paseo con su mascota
  • Usar escaleras en vez del ascensor
  • Hacer pausas activas si se trabaja muchas horas sentado
  • Tomar clases de yoga, baile o entrenamiento funcional
  • Incluir el ejercicio como parte de la rutina diaria

FALP Onco Control: Programa de seguimiento en salud

FALP Onco Control es un programa diseñado para quienes desean comenzar un seguimiento periódico de su salud, enfocado principalmente en identificar y reducir los riesgos de desarrollar cáncer, ayudando a las personas a comprender qué factores pueden incrementarlos y brindándoles herramientas para enfrentarlos. Además de promover la prevención y detección temprana de la enfermedad.

El programa FALP Onco Control también incluye un sistema de seguimiento, que permite organizar y coordinar todos los chequeos y exámenes de manera ordenada e integral, según sea necesario.

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