“Es importante saber que cada estudio tiene normas propias de selección —es decir, criterios de inclusión y exclusión específicos—, y que es el médico tratante quien abre esta oportunidad al paciente y su familia. Este proceso va acompañado de orientación y apoyo constante. Además, en FALP hemos ido incorporando otras aristas para que la experiencia sea integral y esté verdaderamente centrada en quienes son el centro de nuestra labor”.
En ese proceso, agrega, los voluntarios reciben información detallada y educación —por parte de la Unidad de Estudios Clínicos— sobre todo lo que implica su participación. El ingreso se formaliza mediante la firma voluntaria del consentimiento informado del estudio, en el que se explicitan los posibles riesgos y beneficios, como también los deberes, derechos y plazos que incluye su participación en la investigación.
Bajo la legislación chilena, cualquier participación dentro de estos tipos de protocolos clínicos no tiene costo asociado para los pacientes. “Tratamientos, visitas médicas o complicaciones que tengan que ver con el estudio están regulados y son cubiertos por el mismo. Así, además de la terapia, cada participante será permanentemente monitoreado por un equipo experto, lo que incluirá, entre otros, exámenes de imagenología y de laboratorio desde que firma el consentimiento hasta visitas posteriores a completar el tratamiento farmacológico que contempla el estudio” complementa González.