De ahí la importancia de la prevención y la detección temprana. “Es fundamental concientizar a las personas para que se hagan los exámenes con el fin de diagnosticar de manera temprana esta enfermedad o lesiones que incluso son previas al cáncer —acota el médico—. En la consulta, los pacientes se lamentan porque nadie les advirtió que era importante hacerse una colonoscopía o un estudio de sangre en las deposiciones. Muchas veces a las personas no se les solicitan estos exámenes, aun cuando este es, por lejos, el cáncer digestivo que vemos con más frecuencia”.
Dada la tendencia a la disminución de la edad en las personas con cáncer, lo recomendable es comenzar con estos chequeos a los 45 años. Esto es fundamental, ya que el cáncer colorrectal solo presenta síntomas cuando está avanzado. “En cambio, si se diagnostica a tiempo, sobre el 90% de los pacientes está vivo a los cinco años”, dice la Dra. Larraín.
La detección precoz no solo mejora las tasas de supervivencia, sino que también reduce la necesidad de tratamientos invasivos. En personas con riesgo asociado a mutaciones genéticas heredadas, que causan poliposis adenomatosa familiar o síndrome de Lynch, lo recomendable es practicar una colonoscopía antes de los 20 años. Asimismo, las personas
con antecedentes familiares directos de cáncer de colon deberían realizarse una colonoscopía desde los 40 años, o hacérsela 10 años antes de la edad en que la enfermedad se le diagnosticó a su familiar, lo que ocurra primero. “Una de cada siete personas con este cáncer cuenta con algún factor de riesgo familiar”, precisa la Dra. Larraín.
SÍNTOMAS Y TRATAMIENTO
¿Cómo percatarse de que algo no marcha bien con el colon?
Cuando se produce un cambio en el hábito intestinal, explica el Dr. Roberto Charles. “Se desencadenan diarreas que no existían o hay más constipación que antes. O varía la cantidad de veces que se va al baño. Esto se ve generalmente en los pacientes que tienen los tumores en el lado izquierdo del colon. Los que están en el lado derecho se manifiestan con anemia, la que se detecta con un hemograma de rutina”. Al igual que en la mayoría de los casos, la anemia genera síntomas como debilidad, cansancio y palidez de la piel y las mucosas.
Cuando el cáncer está ubicado en la parte baja del colon, puede provocar deposiciones mucho más delgadas de lo habitual, sangrado en las heces o sensación de evacuación incompleta.
La cirugía sigue siendo la primera medida terapéutica. “Para los casos que están localizados y no totalmente avanzados, la mayoría de las veces partimos con una cirugía y luego se complementa con quimioterapia —detalla el Dr. Charles—. En las personas que tienen cáncer de recto propiamente tal, habitualmente comenzamos con tratamientos de radioterapia y quimioterapia, para luego seguir con la intervención quirúrgica”.
Los resultados son casi siempre muy alentadores. “Esta es una enfermedad en la que, afortunadamente, la mayoría de los pacientes mejora. Obviamente, si se realiza el tratamiento en las etapas que son más tempranas”, aclara el cirujano.
A nivel global se hacen necesarias actividades orientadas a la detección precoz, diagnóstico y tratamiento temprano de este cáncer, campañas de información y la promoción de hábitos saludables —como el consumo de una dieta rica en fibra y la práctica regular de actividad física— para revertir la tendencia de diagnóstico en edades más jóvenes. “Lo más notable es que gracias a la prevención la mortalidad por esta patología ha disminuido en los países desarrollados”, puntualiza el Dr. Charles.